Propuesta Artística

Con “Juego de 2”, Raúl Hernández Garrido nos invita a un inquietante viaje al interior de dos seres humanos, a sus obsesiones, su necesidad de comunicación, sus miedos. El resultado es un lúcido análisis de la relación entre la persona y su imagen en nuestra sociedad actual.
Pero lejos de realizar un teatro de tesis, el autor nos atrapa dentro de una trama de misterio: una mujer que acude a la casa de un cliente, un hombre que esconde un secreto, una casa antigua donde escuchamos extraños sonidos, los crujidos de la madera, las persianas bajadas. Y un arma en el bolso de la mujer. Nos asaltan las preguntas: ¿Cómo ha conseguido el cliente las verdaderas señas de la mujer? ¿Para qué? ¿Por qué vuelve la mujer a aquella casa, plagada de espejos rotos, envuelta en una penumbra que desdibuja las formas?
Con una sutil e impecable dramaturgia, cercana al lenguaje cinematográfico, el autor va desgranando las claves del misterio, hasta la revelación final.
Nuestra puesta en escena potencia ese clima de misterio, casi de cine negro. Es inevitable en este caso la referencia al cine de David Lynch, donde el máximo exponente de lo inquietante se encuentra en nuestros espacios más cotidianos. Apoyamos este clima con la música utilizada, viejos temas de jazz donde cruje la aguja sobre el vinilo, y una iluminación que tiende a una enigmática penumbra, metáfora de la ceguera en la que no sólo el cliente realiza su vida.
La aparente desnudez del espacio escenográfico centra la atención del espectador en el desarrollo de la trama y de los personajes. Es importante anotar en este aspecto el interés de la dirección por ir más allá de lo que una primera lectura podría hacernos entender. “juego de 2” nos habla de la obsesión por poseer el alma de lo que deseamos, y de cómo esa obsesión puede llegar a destruir lo que deseamos, pero también a nosotros mismos. Y esto sucede con ambos personajes. No hay en nuestra puesta en escena vencedores ni vencidos, como tampoco podrán encontrarse juicios morales. Juego, sí, un juego de poder y de deseo donde las apuestas son cada vez más grandes, donde el dominio y la sumisión se alternan en los personajes hasta hacernos
entender el vacío fundamental que esconde la experiencia de Cuerpo y el Cliente.
Las espectaculares proyecciones de imágenes, las imágenes robadas de la mujer por el cliente, se incorporan al espectáculo como elemento recurrente, añadiendo una nueva dimensión al desarrollo del espectáculo y de los personajes. El tratamiento de esas imágenes, marcas robadas de la vida privada de Cuerpo, son una potente reflexión visual que enriquece la lectura del espectáculo, una ventana a “lo real” que ofrecemos al espectador.
Una puesta en escena, en suma, donde es fundamental el uso del texto como afilada arma de los personajes, donde los silencios y las acciones escénicas se cargan de un alto contenido simbólico y donde potenciamos la verdad en la actuación como mejor herramienta para hacer llegar al espectador el fascinante trabajo firmado por uno de los más interesantes autores de nuestra dramaturgia actual.











FichaTécnicoArtística

Dirección. Juan José Villanueva
Ayudante de Dirección. Antonio Castro Guijosa
Actores. Domingo Cruz y Rakel González-Huedo
Diseño de iluminación Lola Barroso
Espacio Escénico Juan José Villanueva, El Desván
Vídeo. Diego Cabezas
Diseño Gráfico. Alberto Rodríguez
Espacio Sonoro. Javier Almela
Fotografía. Emilio Gómez
Producción-Distribución. El Desván